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"Sangre y Sol": Una exposición que desentraña la carne como símbolo nacional

"Sangre y Sol": Una exposición que desentraña la carne como símbolo nacional

La cultura e idiosincrasia argentina es extensa y compleja. Sin embargo, hay temas con los que está ineludiblemente asociada, como el fútbol y por supuesto la carne, razón por la cual una gran parte del mundo cree que los ciudadanos de este país pasan sus días haciendo asados, como si ese nivel de abundancia fuera posible.

Y si bien la identidad nacional y la ganadería no se pueden separar, detrás de esa unión hay decisiones políticas y comportamientos sociales complejos que requieren de mucha gimnasia mental para ser desentrañados, que van más allá de los estereotipos y que fueron abordados por un artista –reconocido por su larga trayectoria en el terreno del arte urbano– que coloca a este eterno debate sobre la mesa.

El año pasado Francisco Díaz Scotto (a.k.a Pastel) invitó a Joaquín Barrera a ver una obra que presentaba en la trastienda de Valerie’s Factory en arteba y que por entonces comprendía como un experimento, aunque en realidad se trataba del germen de Sangre y Sol, su primera muestra individual en una galería de Buenos Aires.

Pintar carne en la Argentina

Barrera sintió que detrás de esa pintura había un gran trasfondo para investigar con una mirada contemporánea y que le calzaba como un guante a este presente sociopolítico.

Sangre y sol, de Francisco Diaz Scotto (Pastel) en Valerie´s Factory. Foto: gentileza.Sangre y sol, de Francisco Diaz Scotto (Pastel) en Valerie´s Factory. Foto: gentileza.

A medida que pasaban los meses, los encuentros entre artista y curador se intensificaban frente a la siguiente pregunta: ¿Qué significaba pintar carne en la Argentina?, entendiendo las disputas económicas, políticas y simbólicas que desde hace tantos años acarrea a nuestra sociedad en cuanto al uso y consumo de este bien.

También surgieron preguntas sobre la identidad para intentar comprender cuál fue el escenario que desencadenó esta construcción, aunque la respuesta parece ser una urgencia por dominar la tierra y obtener más poder y dinero lo dejó a la llanura pampeana del siglo XIX en el centro de una larga batalla.

Existe una obra del pintor uruguayo Juan Manuel Blanes, donde se destaca un cielo amarillo, casi dorado y eterno, acompañado de un paisaje llano y un gaucho subido a su caballo, dando una indicación con el rostro levemente tapado por su brazo. De fondo unas sombras apenas visibles muestran a sus posibles compañeros. Las costumbres y tradiciones de la época, el trabajador y la vida cotidiana fueron algunos de los temas predilectos de Blanes, que pasó a la historia como unos de los artistas rioplatenses más importantes del siglo XIX.

Díaz Scotto no vio a "Gaucho en el campo" en persona sino a través de un catálogo, una simple acción que los conectó más allá de las barreras del tiempo, ya que la pintura en sí tiene una historia muy particular, ya que fue redescubierta en Inglaterra, después de haber pertenecido a un aristócrata español.

Entre una cosa y otras, terminó en manos de herederos que la enviaron a una subasta pública con un precio récord, sujeto a las especulaciones del mercado y las dudas que se plantean en relación al patrimonio nacional de cada país. Sin embargo, en Sangre y Sol asume otra identidad, ya que Scotto libera al paisaje a través de un juego de imitación y apropiación.

Frigorifico Lisandro de la Torre. Foto: gentileza, Archivo AGN.Frigorifico Lisandro de la Torre. Foto: gentileza, Archivo AGN.

“Francisco recupera, homenajea y reivindica, así como también devela no solo su talento para representar esa llanura pampeana sino la de Juan Manuel Blanes, el pintor uruguayo que creó algunas de las obras que pasaron a ser insignias de una época y de un país que recién comenzaba a forjar su identidad”, observa Barrera.

El conjunto de obras en la muestra pueden entenderse por etapas, siendo ese paisaje el inicio y también el final del relato. La fuente primordial que nutre al resto de la historia.

En el primer grupo de pinturas, la carne se luce en primerísimo primer plano hasta volverse casi abstracta, donde el foco está puesto en la calidad de los colores y la potencia de la pincelada.

Luego aparece como un bien tangible, meticulosamente desmembrada en el frigorífico, ese ambiente antagónico al campo, blanco, pulcro y frío, que Díaz Scotto conoció en persona ya que frente a su taller hay uno que se animó a visitar (¿acaso es una coincidencia o el paisaje reiterado a través de su ventana se volvió su mayor inspiración?).

Sangre y sol, de Francisco Diaz Scotto (Pastel) en Valerie´s Factory. Foto: gentileza.Sangre y sol, de Francisco Diaz Scotto (Pastel) en Valerie´s Factory. Foto: gentileza.

Carne, un bien deseable

En tercera instancia está la carne como mercancía, que ingresa en la casa familiar como un bien deseable. Son imágenes cercanas a una foto de catálogo o libro de cocina, donde los cortes se lucen sobre una mesa con mantel de hule que recuerda al arte pop o incluso a la estética “kitsch” de los años 90, donde los aspectos cotidianos tomaban protagonismo (por ejemplo en algunas de sus obras, Jorge Gumier Maier hacía un cruce entre el arte concreto de los años 40 y la estética de la casa de su tía).

Son bodegones clásicos cruzados con publicidades de supermercado aunque hay algo que estremece.

Volviendo al principio, si La Pampa fue el gran territorio de la disputa nacional, entonces también merece ser el escenario de esta exposición, recuperando su identidad sin olvidar que allí sucedieron las grandes batallas por el dominio de un país en pleno desarrollo.

Sangre y sol, de Francisco Diaz Scotto (Pastel) en Valerie´s Factory. Foto: gentileza.Sangre y sol, de Francisco Diaz Scotto (Pastel) en Valerie´s Factory. Foto: gentileza.

En una última instancia, un anexo dedicado al trabajo de investigación de archivos que Díaz Scotto y Barrera descubrieron después de mucho hurgar y rastrear, se devela material desde documentos hasta fotografías de época, billetes antiguos y películas, que le dan un marco teórico e histórico a Sangre y Sol. Es la parte del iceberg que no se dejaba ver.

Sangre y sol, de Francisco Diaz Scotto (Pastel) en Valerie´s Factory, de miércoles a sábados de 15 a 19 en Vera 1350.

Clarin

Clarin

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